Lacteos Santa Belén

Sobre el camino de la Costa se encuentra esta visita obligada para todos los amantes de los productos lácteos y de conservas regionales. Allí se pueden adquirir productos frescos, de producción propia, exquisitos quesos y fiambres para degustar en la picada de la tarde o en la previa de un asado.

La historia del lugar

La historia del Tambo Santa Belén es la de la familia Tolini y más precisamente la de las incansables emprendedoras Yanina y Belén que siguen el legado iniciado por Rudecindo. Para recorrer el camino hacia el presente, ambas tuvieron que sortear muchas de esas dificultades que desalientan a cualquiera, incluso a los más optimistas.
Cuando su padre les dejó la empresa, lograron reponerse de un duro golpe familiar y tuvieron que hacer un curso acelerado de emprendedorismo para sacarlo adelante, capacitándose para la producción láctea y la inseminación artificial. No le aflojaron ni un solo día y se fortalecieron desde el lema “de la mala se aprende”.
No habían cumplido 30 años cuando ya habían conformado una sociedad indestructible, aún a pesar de las dudas de los proveedores y los vaticinios de quiebra. Sin embargo, apostaron por transformar a la clientela en parte de su familia, cuidar al campo desde una conciencia ambiental y a los animales desde la alimentación natural.
Día y noche, cayendo mil veces y levantándose mil una. De pronto llegó el momento de salir a mostrar el fruto de su trabajo y no dudaron en vender en negocios de Ramallo, en los festivales Viva el Río y en la ruta, sin apelar a préstamos y financiando todo con su esfuerzo. En la actualidad, son una referencia no solo para los consumidores locales sino para los turistas que las encuentran en el Camino de la Costa.
Es que esta empresa de mujeres, en un rubro que injustamente es adjudicado a los hombres, hoy está muy bien posicionada desde lo genético, comercializa fuera de la provincia de Buenos Aires y goza de la impronta de ser atendida por sus dueñas. Las Tolini, ejemplo de constancia y compromiso que se ve reflejado en sus exquisitos productos y que enorgullecen a Villa General Savio y a Ramallo.
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