Paseo de los Olivos

Otro de los puntos selfies más destacados del río Paraná, está en una zona alta de la costa, a la que se accede desde la bajada al río de la calle de Juan B. Justo, con una extensión de 500 metros y que tiene como protagonista a un inmenso olivo al final del camino. Es uno de los lugares más románticos de Ramallo, ya que su emplazamiento está vinculado con una historia de amor de inmigrantes.

Algunos lugareños cuentan la leyenda de un hombre de origen italiano que se radicó en Ramallo y decidió plantar dos olivos en este mirador, para no extrañar tanto a una pareja que había dejado del otro lado del océano. Dicen que ese hombre se enamoró en nuestros pagos de otra mujer y que estaba confundido entre volver o echar raíces con su nuevo amor. Una noche de tormenta eléctrica se interrumpió por un momento con un rayo que cayó furibundo sobre uno de los olivos y el hombre interpretó esto como una señal de lo que debía hacer. Nunca más volvió a Europa. 

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